Existen variadas formas de violencia a niños, niñas y adolescentes en los entornos digitales. Las familias, las escuelas, los estados y la sociedad civil deben afrontar de manera decidida y ponderada este problema, promoviendo la prevención y el cuidado, y las políticas públicas que sean necesarias (como marcos legales, programas y campañas) para la protección de los chicos y las chicas.
“Los niños víctimas de violencia, ya sea en línea o fuera de línea, tienden a provenir de todas las clases sociales. Al mismo tiempo, características como la edad, sexo, grado de vulnerabilidad y la ubicación geográfica pueden tener una influencia importante en las actividades en línea de los niños, la probabilidad de su encuentro con ciertos tipos de riesgo, su reacción a estos riesgos y su capacidad de resiliencia”. Marta Santos Pais (2014), ex Representante Especial del Secretario General de la ONU sobre la Violencia contra los Niños.Marta Santos Pais (ONU)
Sufrir violencia en los entornos digitales tiene siempre consecuencias en la subjetividad de aquellos/as que la padecen. Es posible que algunas víctimas de violencia no manifiesten secuelas visibles y, por lo tanto, que las personas adultas no perciban lo que les está pasando. Por eso la importancia de conocer las formas de violencia que pueden sufrir en los entornos digitales para poder prevenir, detectar a tiempo y accionar.
A continuación, distinguimos las diversas formas de violencia digital y trazamos estrategias para abordarlas dentro del marco de la Educación Sexual Integral (ESI):
Muchos de los hechos de violencia en entornos virtuales son perpetrados por personas adultas. La mayoría de las situaciones no son problemas nuevos, sino que a través de las tecnologías se ven facilitadas y exacerbadas en su alcance y potencial. Los delitos que afectan a la niñez y adolescencia en Internet son:
Estos deben ser denunciados para que actúen la justicia y los sistemas de protección integral de derechos.
Por otra parte, hay otras situaciones problemáticas donde chicos y chicas se exponen a contenidos que no están preparados para procesar, como por ejemplo:
La minimización de los riesgos debe estar dada por un entramado social que implique nuevas leyes de protección integral, familias e instituciones educativas que aborden estas temáticas y la responsabilidad de las plataformas de tener sistemas de filtros y moderación.
¿Cómo puede contribuir ESI a prevenir situaciones de violencia?
Los entornos virtuales son espacios de socialización donde las infancias se vinculan, crean lazos sociales, y los contenidos y comentarios que comparten contribuyen también a crear su identidad y su lugar en su grupo social. También sucede que son espacios donde se producen agresiones, discriminaciones y violencias entre pares.
El gobierno debería poner más énfasis en el tema para los usuarios sobre la importancia del respeto y la empatía en línea. Es fundamental que los padres, educadores y la sociedad en general trabajen en la concienciación y la promoción de un entorno en línea seguro y respetuoso para todos. Las plataformas en línea deberían implementar medidas para prevenir y combatir la violencia virtual y hacer cumplir políticas claras contra la violencia y el acoso en línea. Lautaro, Jeremías y Gabriel (15), participantes del Concurso Zoom a tus Derechos 2023. Lautaro, Jeremías y Gabriel, 15 años
Estas situaciones requieren de intervenciones pedagógicas, en busca de una oportunidad para la reparación y el aprendizaje. La Educación Sexual Integral propone trabajar en la construcción de una convivencia digital positiva, donde se tome consciencia de la necesidad del respeto y la empatía en los vínculos.
¿Cómo trabajar la convivencia digital con infancias y adolescencias desde la ESI?
Los estereotipos de género son las representaciones construidas socialmente acerca de lo que es y debe ser lo masculino y lo femenino. A través de ellos, se asocia a hombres y a mujeres determinadas actitudes, características, atributos o roles sobre la base de la diferencia sexual. Por ejemplo, asumir que a todas las niñas les gusta jugar con muñecas y a los varones el fútbol, son estereotipos de género. Estas representaciones sociales se aprenden a través de la socialización, en la familia, la escuela y las producciones culturales, y también a través de las pantallas. No son inocuas, sino que pueden originar la violencia simbólica:
“la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad” (Art. 5, Ley Nacional N° 26.485 de Protección Integral de Mujeres).
En Internet, a menudo encontramos ideas y opiniones sexistas y abundan los contenidos estereotipados. También vemos que en muchos espacios se le da más importancia a lo masculino en lugar de lo femenino y diverso, por ejemplo cuando se habla de política o tecnología. Pero los medios digitales pueden favorecen a que las desigualdades de género continúen creciendo o, por el contrario, contribuir a que la brecha disminuya y a empoderar a las niñas para que gocen sus derechos y amplíen oportunidades para su pleno desarrollo.
¿Cómo trabajar con infancias y adolescencias desde la ESI?
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