Acerca de la serie que volvió a instalar el tema del bullying
“13 reasons why”, es una trama de ficción en 13 capítulos en los que una joven de 17 años, tras ser acosada por sus compañeros y sufrir desilusiones de quienes creía que eran sus amigos, decide suicidarse dejando testimonios para las 13 personas que tuvieron que ver con su decisión.
Si bien no nos vamos a detener en el argumento de la serie, queremos proponer usar ese mismo número emblemático para compartir algunas reflexiones que nos permitan abordar el tema como padres, docentes y referentes, es decir desde nuestro rol adulto.
1) El acoso en el mundo virtual escala a una magnitud que puede producir mucho daño al que lo sufre.
2) La “huella digital”es imposible de borrar.
3) Las violencias entre pares deben enmarcarse en una perspectiva de género.
Se juzga a la protagonista de la serie por ser una chica “fácil”; permanentemente se acusa y agrede a chicas por haber compartido fotos eróticas o sexys propias; sin embargo, nunca aparece un juicio claro al muchacho que viralizó, que traicionó y envió las imágenes sin consentimiento para demostrar su machismo.
4) Hay co-responsabilidades en lo que se publica.
Cuando hay una publicación on line controvertida, por violenta o de contenido sexual, la primer responsabilidad es la del sujeto que la publica, pero también deben involucrarse las empresas que albergan los contenidos, quienes lo viralizan, las instituciones que protegen a los niños y niñas, etc.
5) La escuela debe ser un lugar de cuidado.
Tenemos que construir una escuela empática con los alumnos que no son los alumnos “standard” ni populares de la institución. Los más débiles o diferentes necesitan la mirada y el apoyo de los adultos responsables, así como también necesitan apoyo aquellos que violentan a otros.
6) Los compañeros tienen que involucrarse positivamente.
Comprobado que el involucramiento crítico de los compañeros en los casos de bullying produce cambios favorables en la dinámica de la violencia en un grupo. Para ello es necesario contar con docentes que garanticen un tratamiento de la situación que no promueva la “reproducción” de los problemas, sino que sean orientadores de alternativas inclusivas y del desarrollo de la mirada crítica en sus alumnos.
7) El adolescente necesita del apoyo del adulto.
Parte del “ser adolescente” tiene que ver con jugar al todo o nada, con las culpas, con la urgente necesidad de “pertenecer”, con la transgresión de los límites. Estas situaciones pueden ponerlos en riesgo, son más vulnerables que en otras etapas de la vida, por eso el rol del adulto es fundamental para orientarlos y contenerlos.
8) El bullying es una forma de violencia que coexiste con las otras violencias que atraviesan nuestra sociedad.
La violencia entre pares no está aislada de la violencia de género, fútbolística, política, social, sino que se construye y tiene lugar en una sociedad violenta y que violenta a sus jóvenes.
9) Cada vez que se produce un caso de bullying, toda la comunidad tienen que asumir sus responsabilidades.
Reducir la cuestión sólo a la dupla “acosado-acosador” es simplificar el problema y no permite entender que una situación violenta necesita el involucramiento de todos los que los rodean. En la serie que da pie a esta nota, no existe ninguna situación en donde los “bystanders”, es decir, los “testigos”, tomen partido, se involucren, se sensibilicen con la situación.
10) El bullying y el ciberbullying no nacieron de un “repollo”:
estos tipos de violencia tienen que ver con las otras violencias que habitan nuestra sociedad y que influyen en la vida cotidiana de los más jóvenes.
11) Los programas que promueven una cultura de paz, de inclusión y de convivencia previenen la violencia escolar.
El trabajo integral y preventivo desde la primera infancia que abarque la educación en el respeto, el cuidado de los demás, la promoción de valores solidarios, disminuye los actos de violencia entre pares y favorece la autoestima y la creación de lazos sociales basados en el reconocimiento del otro como semejante.
12) No contribuir a la exaltación de los “lindos”, los “ricos”, los “fuertes”, los “exitosos” en los ámbitos escolares y sociales.
Tomar como adultos actitudes de valoración de ciertos atributos en los chicos y desvalorización de otros, puede generar identificaciones que promuevan la violencia entre compañeros. Es común que quienes no cumplen con los parámetros más populares sean rechazados, marginados, burlados. El adulto tiene que contribuir a no etiquetar a sus alumnos.
13) La prevención del Bullying y el Ciberbullying debe basarse en una discusión ética en donde repensemos los valores explícitos e implícitos de nuestra sociedad.
Es imperante generar una autocrítica por parte de nuestra generación y compartir con los más jóvenes espacios para construir un nuevo marco de valores, de conductas y de actitudes, así como consensuar qué acciones se esperan de ellos que, además de lidiar con celulares, robots y redes sociales, son los encargados de mejorar -y apoyarlos para eso-la sociedad que les estamos dejando de herencia.