“La discusión sobre el vínculo entre el trabajo y la tecnología es un debate de larga data ya que si definimos al trabajo como un rasgo central de nuestra condición humana y que como tal se da en vínculo con un otro; también es importante entender que el trabajo es un ámbito que se va transformando según las épocas. Que la jornada laboral promedio sea de 8 horas, que el lugar de trabajo tenga determinadas normas de seguridad e higiene o incluso que exista un contrato de trabajo que otorgue derechos y obligaciones, no es algo que existió siempre. Sino muy por el contrario es el resultado de procesos sociales, económicos y políticos que como la historia de la humanidad no está de exento de discusiones y conflictos. Tomemos en cuenta en la primer revolución industrial, las manos del artesano textil fueron reemplazadas por el telar mecánico, manejado por las manos de un trabajador de baja calificación. Que en la segunda Revolución Industrial, las manos de los trabajadores textiles (uno por máquina) fueron reemplazadas por la línea de producción, un operador accionando durante toda la jornada laboral cada pequeña tarea (botón, palanca, manivela) hasta la alienación. En la tercera revolución industrial, las manos del trabajador pasaron de actuar sobre la pieza a hacerlo sobre el tablero de control numérico. En la cuarta Revolución Industrial el tablero actúa sólo. Ahora bien por afirmar que esta relación compleja data de cientos de años no por eso deja de seguir siendo central a la hora de pensar la forma en que se organiza la sociedad, ya que el trabajo continúa siendo el principal factor de cohesión social. En la actualidad lo primero que podemos afirmar es que en plena revolución tecnológica no hay evidencia empírica para sostener que hubo un cambio sustantivo en los niveles agregados de empleo en las últimas décadas en los países desarrollados. Con esto quiero decir que la cantidad de empleos que se ofrecen en el mercado de trabajo sigue siendo prácticamente la misma que cuando comenzó la revolución tecnológica en el mundo del trabajo (década del 80). Una confusión usual en este debate suele ser centrarse exclusivamente en la magnitud (cantidad) de los niveles de empleo y no en su contenido. Es al analizar la composición del empleo en donde si podemos encontrar profundos cambios. Con esto me refiero a dos cuestiones principales: Cuáles son los oficios o profesiones que más se demandan, o mejor dicho cuáles son los saberes, competencias y habilidades que más se buscan en el mercado de trabajo. Cómo se realizan los trabajos en términos del ámbito o medio en el cual se desenvuelven. Es por esta razón que la relación entre educación y trabajo hoy se vuelve central a la hora de pensar cómo lograr que los jóvenes puedan desarrollar trayectorias laborales en trabajos decentes. Es necesario trabajar en la adquisición y puesta en práctica de habilidades y competencias vinculadas a lo digital, la comunicación, el trabajo en equipo, la resolución de problemas y sobre todo el aprender a aprender. Es imposible predecir el futuro, sobre todo cuando hacemos referencia al cambio tecnológico, pero lo que podemos asegurar es que esta relación entre trabajo y tecnología va a continuar imponiendo desafíos que nos obligan a continuar aprendiendo a lo largo de la vida”. Marcelo Steimberg, Chicos.net
Si bien se podría pensar que lo digital y la búsqueda de empleo son dos dimensiones sociales diferenciadas, las transformaciones en el mundo del trabajo reflejan la centralidad de la alfabetización digital como requisito para el acceso al empleo.
Desde fines del siglo XX, las transformaciones generadas por el avance tecnológico en el mundo del trabajo provocaron múltiples cambios sociales. Si bien no hay evidencia empírica, se entiende que este progreso no impactó directamente sobre la cantidad de empleos ofrecidos pero sí en la composición y en las formas de organización de los mismos. Cabe destacar que los países con mayor desarrollo, son los que cuentan con más personas formadas en competencias y habilidades vinculadas a la tecnología.
Progresivamente, las trayectorias laborales de las personas dejaron de ser lineales y el empleo en relación de dependencia comenzó a disminuir en todo el mundo. En el caso de Argentina, desde hace diez años se incrementan los trabajos independientes, en disminución de los empleos en relación de dependencia.
En un futuro, es probable que el trabajo freelance o cuentapropista se profundice porque la conectividad no sólo facilita la separación física del productor y su espacio de trabajo, sino que agiliza la posibilidad del trabajo colaborativo.
Por estas razones, se multiplicaron las formas de inserción laboral y se diversificaron las trayectorias laborales volviéndose más eclécticas y requiriendo mayor capacidad de adaptación a los distintos contextos.
“Los aprendizajes de diferentes herramientas digitales potenciaron mi emprendimiento. Por ejemplo con mi canal de Youtube mantengo contacto con personas interesadas en el cubo rubik o la presencia de mi marca en redes sociales como instagram me ayudó mucho a impulsar mi negocio, usar estas redes con un enfoque más profesional marcó una diferencia. El uso de la computadora para mi emprendimiento es diario, es una herramienta fundamental para mi trabajo”.Áron (22 años). Puerto Madryn, Chubut, Argentina. Emprendedor: venta de cubos rubik
Este camino, se convierte aún más sinuoso si mencionamos a los jóvenes en situación de vulnerabilidad y carentes de capital social, porque las diferencias y desventajas que experimentan se acentúan más.
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