La crianza de nuestros hij@s en tiempos de chips, cámaras y geolocalizadores.
Así me responde un papá cuando, en un taller de reflexión acerca de cómo las tecnologías atraviesan la crianza de nuestros hijos, pongo en tela de juicio ese tipo de control tecnológico… aún cuando nos ofrecen la panacea de una crianza acéptica y libre de riesgos.
La tentación está al alcance de nuestras manos. Es verdad lo que dice aquél padre… ¿Quién de nosotros no quiere LO MEJOR para sus hijos? ¿Quién de nosotros elegiría NO cuidarlos, no protegerlos en extremo de los males que acechan allá afuera?
El problema es que no queda claro que entregarse a los auxiliares digitales sea lo mejor que podemos hacer para garantizar una vida libre de peligros. ¿O nos olvidamos que queremos que nuestros niños y niñas sean sujetos AUTONOMOS y que sepan RESOLVER situaciones, enfrentar riesgos y que tengan RECURSOS para saber qué hacer? Por eso el diálogo, la discusión acerca de cómo actuar en cada caso; la confianza en el otro, la reflexión es lo que los alejará de los potenciales riesgos. ¿Puede ser que pase una desgracia? Puede ser. Pero también podrá suceder si nos entregamos como zombies a las tecnologías pensadas para vivir en un mundo paranoico, donde todos dudamos de todos.
En el capítulo dos de la cuarta temporada de la serie Black Mirror, la protagonista, ante el temor de que le pase algo a su pequeña hija, decide someterla a un experimento en donde se le inserta un chip en el cerebro: a partir de ese momento, a través de una tablet, la madre puede ver todo lo que la niña ve. ¿Quién no tuvo la fantasía de ser mosquito y espiar, tan sólo por un segundo, lo que nuestros hijos e hijas hacen cuando no están con nosotros?
Ese es el nudo de esta cuestión. El control (con o sin dispositivos) es pensar que ELLOS necesitan de nuestra vigilancia… Pero el cuidado es otra cosa… se trata de ir soltando y garantizando el “traspaso” de responsabilidades, lentamente, según van creciendo y van comprendiendo cómo insertarse en la sociedad que les toca vivir.
En honor al “Safer Internet Day”, realizamos, el seis de febrero, una conferencia on line con dos expertos en la temática. Pueden ver la charla completa en www.chicos.net. “Entre la protección y el control”.
Uno de los invitados, el Filósofo Esteban Ierardo, reflexionó: “Una cosa es la necesidad de la seguridad, y otra cosa es el control psicológico”.
Por su parte, el Licenciado Sergio Balardini, afirmó que el denominado “atajo tecnológico”, utilizado indiscriminadamente, puede llevar a graves problemas: “si pensamos en formar ciudadanos que puedan desear y construir una sociedad más justa, necesitamos que estén plenamente despiertos para desarrollar su capacidad de toma de decisiones y enfrentar circunstancias no imaginadas. El miedo no es el mejor orientador – agrega Balardini- El diálogo y la confianza en los niños, niñas y jóvenes es la base de la transmisión de pautas de cuidado.”
Las tecnologías abren puertas y ventanas sin parangones. Pero de nada sirve la utilización de los dispositivos sin la mediación de la reflexión, de nuestros valores comunitarios, del uso crítico y, básicamente, del consenso de nuestros hijos e hijas a la hora de las tomas de decisiones. En este sentido Esteban Ierardo se pregunta: ¿Qué tipo de mundo estamos promoviendo: un mundo exclusivamente dentro de las pantallas o un mundo más amplio que contiene los beneficios de la interacción con las tecnologías?
En este sentido, Balardini sostiene que la utilización indiscriminada de dispositivos tecnológicos puede conducir a cercenar espacios propios de lo humano, y con ello, a perder instancias claves en la constitución de nuestra subjetividad.
Parafraseando a Shakespeare, yo me pregunto: Ser o No Ser Tecnológico… ¿esa es la pregunta? No. La pregunta sigue siendo Ser o no Ser… Humanos: Con capacidad de reflexión, de discernir, transmitiendo los valores de una sociedad despierta, lúcida y con la tecnología, sí, pero a nuestro servicio y no al revés.