El observatorio de investigación de Chicos.net indagó en la cotidianeidad de los y las adolescentes para comprender las experiencias y cambios que dejó la segunda ola en relación a su vínculo con la tecnología. El informe busca reflexionar sobre nuevas herramientas que ayuden a la crianza y a la educación de los y las adolescentes.
Buenos Aires, septiembre de 2021 – Un informe de Chicos.net LAB, el observatorio de investigación que explora el vínculo de niños, niñas, adolescentes y jóvenes con la tecnología, reveló que más de la mitad de los y las adolescentes están preocupados por el mayor tiempo de exposición a las tecnologías y las pantallas, y manifestaron la necesidad de autocontrolarse y no excederse.
El informe detalla que el 75% de las y los adolescentes considera que ha utilizado más la tecnología durante la segunda ola del COVID-19, en relación con el año pasado, y que el 37% está conectado de 9 a 12 horas por día, mayoritariamente para tareas escolares, con más uso de la computadora y de Zoom, Meet o Classroom.
En tanto, casi 7 de cada 10 se sienten acostumbrados/as, 4 de cada 10 manifiestan cansancio y saturación por la exposición a las pantallas, no por la conexión en sí, sino de acuerdo a si implica obligación o placer.
Estos datos surgen del informe realizado por Chicos.net LAB junto a Youniversal, consultora regional especializada en investigación y tendencias. El trabajo tuvo como objetivo analizar hábitos, comportamientos y cambios en relación con la tecnología a partir de las experiencias vividas por adolescentes varones y mujeres de entre 13 y 18 años, de sectores medios y sectores populares del AMBA, durante la segunda ola de la pandemia.
“Si bien los y las adolescentes de sectores medios ya están acostumbrados a un uso mucho más intensivo de la tecnología a raíz de la irrupción del COVID-19, están preocupados por el exceso de pantallas y aprendiendo a autoregularse”, afirma Marcela Czarny, directora de Chicos.net y una de las autoras de la investigación que observó que uno de los grandes cambios de este 2021 fue precisamente la necesidad de auto control, ya que la mayor conexión a clases les agregó varias horas por día de pantalla y cansancio (de vista, dolor de cabeza, embotamiento, etc).
Una de las chicas entrevistadas (NSE medio, 16 años) declara que: “Me pongo de tal a tal hora a hacer algo, luego otra cosa, porque sino me puedo pasar todo el día frente a la computadora. El control me lo puse yo, porque el año pasado me pasaba todo el día frente a la pantalla. En realidad no podemos controlar eso porque todos en mi casa estamos afectados al uso de la tecnología para estudiar o trabajar. Pero este año estamos mejor organizados”.
“La autorregulación no es sólo importante por el cansancio que generan las tecnologías digitales sino porque tiene que ver con la autonomía, el poder de discernir, decidir sobre la vida de uno, ganarle a la tracción que proponen las apps y redes sociales”, expresa Marcela y recomienda estimular el espíritu crítico en los adolescentes, sobre cuánto tiempo y qué hacen en Internet y cómo eso repercute en su entorno y en ellos mismos. También sugiere fomentar la autonomía, en vez del control y la vigilancia, para que puedan tener conciencia de cuándo es el momento de frenar.
El estudio demuestra que, mientras que casi la mitad de las y los encuestados/as de sectores medios (48,5%) se siente sobrecargado/a de tareas y actividades, para los sectores populares lo peor es el agotamiento de tener que encontrar la manera de estar conectados con la escuela por limitaciones tecnológicas (falta de conectividad y tecnología). En algunos entrevistados, se manifiesta en la práctica un abandono casi total de la escolaridad y la sensación de desazón e impotencia frente a sus circunstancias.
“Solo podremos pensar un horizonte de mayor igualdad de oportunidades si reducimos fuertemente la desigualdad en el acceso a dispositivos y conectividad que repercute en todos los ámbitos de la vida de los y las adolescentes. La falta de acceso se traduce en una forma alarmante de exclusión de la participación en el entramado social”, explica Mariela Reiman, directora de Chicos.net.
Aunque para los sectores medios el cansancio físico y mental de estar muchas horas por día conectados para hacer clases virtuales les genera malestar, lo que más les afecta el ánimo es tener restricciones para ver a los amigos y para hacer actividades que gustan. Por eso deben inclinarse por actividades de ocio que involucran tecnología: el uso de redes sociales en un 57,3%, hablar, chatear y jugar con amigos/as en un 54,9% y ver películas y series en un 32,8%.
“En cuanto a mi socialización llamo por teléfono, mando mensajes, hablamos un rato con amigos. Con mi familia nos juntamos para tomar mate, cortamos todo y nos reunimos, es algo que empecé a hacer yo, con mi mamá y mi papá, y la obligamos a mi hermana que baje y también venga a tomar mate. Quedó como “La hora del mate”, cuenta una de las adolescentes (Mujer, NSE medio, 16 años).
En contraposición, los sectores populares sin conectividad no encuentran tantas actividades recreativas en general y tampoco una búsqueda específica de alejarse del online, en línea con su menor acceso a la tecnología.
“Creo que más allá de la tecnología a los chicos nos falta EMPATÍA, porque si vos vas a la calle y mostrás un teléfono de dos o tres años, te miran y es como si te dicen…”Cómo vas a tener eso si ya hay esto no se usa? Ese golpecito de empatía nos falta para ir creciendo”, afirma una de las chicas encuestadas (Mujer, NSE bajo, 17 años).
El sondeo mostró que el 70% de los jóvenes consideran que aprendieron muchas cosas importantes durante la pandemia: por ejemplo, el uso de nuevas tecnologías que imaginan les servirán en el futuro laboral (Zoom, Meet, Google drive, programas de edición, etc). El mayor tiempo en casa también permitió a algunos entrevistados (17 años) profundizar el conocimiento de tecnología útil para desplegar sus pasiones: por ejemplo edición de video, cortar el pelo, etc.
Respecto a cómo limitar el uso de los dispositivos, las autoras del informe expresan que “es importante que las personas adultas se mantengan en una distancia pertinente, ni muy lejos, ni muy cerca. Lo importante es no intervenir directamente, no controlar, pero sí conocer el mundo digital, y estar presentes sin estar encima”.
En términos de privacidad y prácticas de cuidado, solo un 25% de los y las entrevistados/as considera que es importante poder resguardar su intimidad y más de un 72% considera que podrá aprender a configurar su privacidad a futuro en sus fotos, comentarios y posteos que realizan en sus redes sociales.
En este sentido, desde Chicos.net LAB expresan que aunque los/as adolescentes ya cuentan con nociones de las problemáticas con las que se pueden enfrentar en el mundo on line, no significa que estén “alfabetizados digitalmente”.
“Aspiremos como adultos responsables de la crianza de nuestros niños, niñas y adolescentes a un mundo donde puedan usar la tecnología en su provecho, con criterio, participación, evolución y creación”, concluyen.