Vamos a tratar, por un segundo, de no encasillar la discusión de la profesora y sus alumnos de un lado y otro de la grieta.
Descartemos la triste opinión del Presidente, diciendo que la docente fomenta la discusión sana en sus alumnos. Obviemos, por favor, el cinismo de la oposición.
Ningún educador o persona allegada a la educación puede defender el modo en el que la profesora da su clase. Es lo opuesto a un diálogo constructivo.
La profesora parece no estar en sus cabales. Ahora bien, ¿nadie cuida a los docentes desde el lado de la salud mental?
¿Qué pasa con un adulto desquiciado frente de un aula? Y los alumnos, ¿tendrán espacios para compartir lo que pasa con docentes que no cumplen con los mínimos requisitos para estar frente a un curso? ¿Será que eligen estos canales porque no encuentran alguno más orgánico donde expresar el enojo?.¿Dónde está el equipo de apoyo docente, el equipo directivo?
Por otro lado, ¿qué pasa con la decisión de los alumnos de viralizar un video que se filmó a escondidas?, ¿Cómo puede un docente dar clases tranquilo si sabe que lo pueden estar filmando? En este episodio se rompió el mínimo código de confianza y respeto que tiene que haber para que se produzca el acto de aprendizaje.
Con las entradas de los celulares en las escuelas, debería haber un currículum universal de lo que en Chicos.net llamamos “educación en ciudadanía digital”, que no es más que pensar la ciudadanía del siglo XXI. Tenemos que generar consensos en escuelas y familias sobre las responsabilidades que implica tener un dispositivo conectado en la mano . Qué sí y qué no se puede publicar.
No nos quedemos mirando la anécdota . Lo que falló de fondo es mucho más profundo. Estemos seguros que cada celular puede ser un aliado de la educación o un arma para matarnos entre todos. Sin valores, sin consensos, sin canales de diálogo, sin un análisis profundo de lo que pueden potenciar los dispositivos dentro de la escuela, estemos seguros que la batalla será campal.