La ciudad presentó una demanda contra varias tecnológicas, que se suma a un reclamo que crece en Estados Unidos. Las acusa de estar causando una crisis de salud mental sin precedentes en los chicos. Qué opinan expertos argentinos.
Lo que empezó como algo inédito, parece ir camino de convertirse en una avalancha cuyas consecuencias aún no puede saberse. Las redes sociales están en la mira y ahora es la ciudad de Nueva York la que presentó una demanda contra los gigantes que gestionan las principales por considerarlas “adictivas y peligrosas” y por alimentar una crisis de salud mental infantil que está afectando el aprendizaje y agotando los recursos.
La demanda de 311 páginas la presentaron ante la Corte Superior de California, donde tienen su sede las empresas, la ciudad de Nueva York, sus escuelas y su sistema de hospitales públicos. Afirman que los niños y adolescentes son especialmente susceptibles al daño que pueden provocar Facebook, Instagram, TikTok, Snapchat y YouTube, entre otras plataformas, porque sus cerebros no están completamente desarrollados.
“Los jóvenes son adictos en masa a las plataformas de los demandados”, afirman en la demanda, que llega dos semanas después de un tenso cruce en el Senado estadounidense entre los legisladores y los principales ejecutivos de las plataformas.
Nueva York es el mayor distrito escolar de Estados Unidos: tiene cerca de un millón de estudiantes. Y sus autoridades aseguran que tuvieron que hacer frente a los problemas generados por las redes sociales dentro y fuera del aula. Por ejemplo, dar asesoramiento para la ansiedad y la depresión y desarrollar planes de estudio sobre los efectos de las redes sociales y cómo mantenerse a salvo en línea. Según informó la oficina del alcalde Eric Adams, gastan más de 100 millones de dólares en programas y servicios de salud mental destinados a los jóvenes cada año,.
“En la última década hemos visto lo adictivo y abrumador que puede ser el mundo en línea, ya que expone a nuestros hijos a un flujo incesante de contenidos nocivos y alimenta nuestra crisis nacional de salud mental juvenil”, dijo Adams.
La demanda se suma a varias otras entabladas por estados, distritos escolares y otras entidades que alegan que las empresas de redes sociales explotan a los niños y adolescentes al diseñar deliberadamente funciones que les hacen revisar sus cuentas compulsivamente. Ya habían interpuesto recursos judiciales distritos escolares de Seattle y de California. Con lo cual se estima que esto pueda ser el inicio de una avalancha de denuncias y se suma a la ofensiva del Congreso estadounidense para regular las redes sociales.
La demanda de la Ciudad de Nueva York, su Departamento de Educación y la Corporación de Salud y Hospitales de la Ciudad de Nueva York (el mayor sistema hospitalario público del país) exige que la conducta de las empresas sea declarada alteración del orden público, así como una indemnización por daños y perjuicios no especificada. Explican que los adolescentes saben que pasan demasiado tiempo en las redes sociales, pero son impotentes para dejar de hacerlo.
Silvina Pedrouzo es pediatra y presidente de la Subcomisión de Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) de la Sociedad Argentina de Pediatría. Respecto de este planteo, apunta que el concepto de adicción no está limitado al abuso de sustancias psicoactivas. “También existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos que pueden desencadenar adicciones e interferir gravemente en la vida de las personas, son las llamadas adicciones del comportamiento”, señala.
La clave está en la dopamina, un neurotransmisor ligado al placer y la gratificación instantánea. “Este mecanismo está señalado como la base neurobiológica de la repetición de la conducta en los comportamientos adictivos y se activa por las acciones, decisiones y estrategias desarrolladas en los videojuegos, así como también por las interacciones constantes en las redes (notificaciones, publicaciones, aprobaciones o likes, comentarios y seguidores), está relacionado con el aprendizaje asociativo, el refuerzo positivo en relación a las emociones placenteras”, detalla la especialista.
Pedrouzo admite que también en Argentina los pediatras están viendo “las consecuencias del uso inapropiado de las redes sociales en todas las edades”. Y las enumera según la edad:
“En casos extremos en niños en un contexto desfavorable socioafectivo y en un periodo de máxima vulnerabilidad se pueden desencadenar adicciones del comportamiento”, advierte la pediatra.
Marcela Czarny, especialista en educación y tecnología y directora de Chicos.net, explica que antes, en un juego, los chicos ganaban o perdían. “Ahora, son todos niveles sin fin”, alerta. Y lo mismo pasa con scroleo eterno de videos en TikTok. “Este tipo de estrategia genera una conducta adictiva para quien no tiene un sustrato o una educación con recursos”, coincide con Pedrouzo.
No hablamos de recursos materiales, sino emocionales: de la contención y el apoyo de las familias, que muchas veces tampoco saben cómo abordar el problema.
Por eso, la ONG acaba de lanzar la campaña "Si lo hablaste, ya ganaste" (https://chicos.net/hablasteganaste). “En los focos groups de padres e hijos nos dimos cuenta que el bache más grande es el desconocimiento de lo que hacen los chicos con sus celulares. Los padres tienen fantasías, si hablarán más con los chicos entenderían sus lógicas. Y lo mismo al revés. Es importante hablar y no quién gana, sino esa conversación”, plantea.
Además de la educación, Czarny señala que la sociedad también tiene que replantearse su mirada sobre las plataformas y presionar para que se las regule.
“En su surgimiento, las redes tuvieron la admiración y el consentimiento de todos porque creíamos que nos iban a ayudar a acercarnos a gente de todo el mundo, a acceder a la información y a democratizar los medios porque todos se pueden expresar en ellas. Por eso fuimos tan benévolos con las plataformas que, en última instancia, son negocios cuyo objetivo es ganar dinero. Como ir al supermercado o al cine: todas las demás transacciones económicas tienen algún tipo de regulación”, analiza.
“Nos dimos cuenta un poco tarde de que se tenían que poner límites y regular. Nos acostumbramos a usufructuar plataformas gratis, pero sin entender que estamos pagando por ese usufructo. Cuando publico una foto o un video sí estoy pagando, con mis datos, especialmente”, suma otro capítulo del debate.
Luego de la presentación de la demanda de Nueva York, la agencia AP consultó a las principales tecnológicas denunciadas. Todas afirmaron que han desarrollado y siguen desarrollando y aplicando políticas y controles que hacen hincapié en la seguridad de los usuarios.
José Castañeda, manager de Políticas Públicas de Google, respondió que la compañía ha colaborado con expertos en juventud, salud mental y crianza de los hijos.
Un portavoz de TikTok citó colaboraciones regulares similares para comprender las mejores prácticas frente a los desafíos de la industria: “TikTok tiene medidas de seguridad líderes en la industria para apoyar el bienestar de los adolescentes, incluyendo funciones de restricción de edad, controles parentales, un límite de tiempo automático de 60 minutos para los usuarios menores de 18 años, y mucho más”.
Prácticamente todos los adolescentes estadounidenses utilizan las redes sociales, y aproximadamente uno de cada seis adolescentes describe su uso de YouTube y TikTok como “casi constante”, según el Pew Research Center.
Un portavoz de Meta, propietaria y operadora de Facebook e Instagram, declaró que la empresa quiere que “los adolescentes tengan experiencias en línea seguras y apropiadas para su edad, y tenemos más de 30 herramientas y funciones para ayudarles a ellos y a sus padres. Hemos pasado una década trabajando en estos temas y contratando a personas que han dedicado sus carreras a mantener a los jóvenes seguros y respaldados en línea".
Un comunicado de Snap Inc, la empresa matriz de Snapchat, dijo que su aplicación es intencionalmente diferente de las demás por la razón que “se abre directamente a una cámara —en lugar de una constante actualización de contenido que fomenta el hacer scroling pasivamente— y no tiene likes o comentarios públicos tradicionales”.
Los argumentos de las plataformas son similares a los que el 31 de enero expusieron en una audiencia ante la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado estadounidense. Los senadores escucharon los planteos de organizaciones y familiares de jóvenes que tuvieron graves problemas vinculados a su uso de las redes sociales (algunos, incluso, se suicidaron) y también a los directivos de Meta, TikTok y otras tecnológicas.
“Son responsables de muchos de los peligros que nuestros niños enfrentan en línea. Sus elecciones de diseño, el no invertir adecuadamente en confianza y seguridad, su constante búsqueda de interacciones y el situar a las ganancias por encima de la seguridad básica han puesto a nuestros hijos y nietos en riesgo”, reclamó el presidente de la comisión y jefe de la bancada mayoritaria del Senado, el demócrata Dick Durbin.
La audiencia comenzó con testimonios grabados de niños y padres que dijeron que ellos o sus hijos fueron explotados en las redes sociales. A lo largo de la sesión de varias horas, padres cuyos hijos se quitaron la vida sostuvieron en silencio fotografías de sus hijos fallecidos.
El senador republicano Josh Hawley presionó a Mark Zuckerberg, titular de Meta por no haber compensado personalmente a las familias de las víctimas, y le dijo si quería hacerlo con quienes estaban en la sala.
El empresario se levantó, se alejó del micrófono y les dijo a los padres que lamentaba "todo lo que han pasado. Nadie debería pasar por las cosas que han sufrido sus familias", aunque insistió en que Meta sigue invirtiendo y trabajando en “programas a lo largo y ancho de la industria” para proteger a los niños.
Pese a los debates de larga data, no hay leyes federales en Estados Unidos que protejan a los niños en Internet. Hay varias propuestas en el Congreso en ese sentido. Una es la que presentó en octubre un grupo de senadores para restringir el uso de algoritmos en sus recomendaciones, prohibir el uso de las redes a todos los menores de 13 años, que entre 13 y 18 años se pueda acceder con autorización paterna y que las redes instrumenten mecanismos para verificar las edades de sus usuarios.
Con información de AP