Un mundo de fantasmas
Cierto día nublado un alebrije con forma de ave emprendió su camino al rio para
tomar agua. El rio era un lugar muy concurrido por alebrijes y animales de todas
formas y colores, sin embargo ese día en que el alebrije se dirigía al rio, el lugar
estaba completamente solo, no se veía ninguna vida alrededor.
El alebrije se puso en la orilla del rio y comenzó a tomar el agua que necesitaba,
aunque de un momento a otro sintió una mirada sobre él, observó a su alrededor y
no pudo ver a nadie más que aun árbol seco y feo al otro lado del rio. Al alebrije le
gano la curiosidad y atravesó el rio volando para investigar, posiblemente alguien
se escondía en ese árbol, rodeo el árbol caminando, pero no vio nada ni a nadie
por lo cual se dio la vuelta para comenzar a alejarse, pero en ese mismo instante
unas gruesas y frías ramas se posaron sobre su cuerpo impidiendo que el alebrije
pudiera emprender el vuelo.
El alebrije se esforzó por tratar de huir pero solo escuchaba el crujido de las ramas
del árbol el cual cada vez que intentaba escapar se apretaban más a su cuerpo.
Finalmente al alebrije se le agotaron las fuerzas y volteo a ver al árbol, el cual
abrió sus ojos mirando fijamente al alebrije y atemorizándolo. El alebrije recordó
en ese momento varias historias que se contaban entre los animales y alebrijes
del lugar sobre un árbol de las pesadillas que venía de un mundo oscuro y que se
robaba a los alebrijes y animales para llevarlos a ese lugar y comer sus colores.
Regresando al momento actual el alebrije vio que del interior del árbol emanaba
fuego rojo y azul muy intenso, entonces el alebrije grito -¿Por qué me quieres
comer? Déjame en paz, yo solo soy un alebrije y no tengo buen sabor, déjame ir y
te prometo no volver por este lugar a molestarte-. El árbol se comenzó a reír de
manera fuerte que hasta sonaba un poco macabro – JAJAJAJAJAAAAAA-.
Cuando el árbol de las pesadillas termino de reír le dijo al alebrije – Yo no quiero
comerte, se ve que no tienes buen sabor, pero si te llevare al mundo oscuro de
donde no podrás volver a salir JAJAJA-. El alebrije asustado comenzó a negar de
todo lo que le estaba pasando y comenzó a forcejear lo más fuerte que pudo para
liberarse grito pidiendo ayuda hasta que sintió su garganta desgarrarse, pero fue
inútil su esfuerzo ya que el árbol de las pesadillas comenzó a liberar sus llamas de
fuego azul cubriendo por completo al alebrije y de esta manera robo sus colores y
mando al pobre alebrije al mundo oscuro con los demás animales y alebrijes que
habían caído en las garras del árbol.
El mundo oscuro era terrible, siempre sumido en las sombras y se encontraba bajo
la tierra, al principio el alebrije sintió mucho miedo, pero después al ver que no era
el único en el lugar comenzó a platicar con los demás alebrijes que se
encontraban ahí y así se enteró que el árbol de las pesadillas volvía todos los días
al anochecer en el mundo normal. También se enteró que al árbol le gustaba el
mundo normal durante el día ya que así podía ver todos los bellos colores que ahí
existían ya que él aunque robaba los colores de los alebrijes no podía cambiar su
aspecto gris y oscuro que tenía. Los alebrijes a pesar de haber perdido sus
colores brillantes seguían siendo felices, ya que contaban que el árbol de las
pesadillas no los trataba mal, y al contrario cada vez que volvía se dedicaban a
jugar juntos en el lugar brincando entre las ramas del árbol.
El alebrije con forma de ave espero junto con los demás alebrijes a que el árbol de
las pesadillas volviera al lugar, se había cansado de esperar y estaba por
quedarse dormido hasta que escucho que varios alebrijes hacían ruido y reían
juntos. Se acercó al lugar y pudo ver como el árbol de las pesadillas estiraba sus
ramas para que los alebrijes brincaran y corrieran por ellas, pero esta vez no los
amenazaba ni atemorizaba, solo pasaban un buen rato en el lugar entre risas y
juegos y con su fuego rojo daba calor al lugar. Una vez cansados, todos se
alejaron buscando un lugar donde descansar, fue en este momento que el alebrije
ave se acercó al árbol de las pesadillas y le dijo – yo quiero regresar a mi mundo,
aquí todo es gris y triste, allá afuera es colorido y feliz, ¿porque no nos dejas ir?- el
árbol que había escuchado la pregunta le respondió al alebrije – llevo cientos de
años viviendo aquí, allá afuera nadie me quiere, nadie quiere ser mi amigo ni
habitar en mi porque dicen que soy feo, aquí tengo muchos amigos, por eso no los
dejare ir-. El alebrije un tanto decepcionado busco refugio cerca de los demás
alebrijes para descansar. Así pasaron algunos días en los que a pesar de tener
todo lo necesario el alebrije se sentía triste y no lograba acostumbrarse a este
mundo de fantasmas que eran ellos entre las sombras.
El árbol de las pesadillas cada vez que volvía veía al alebrije ave muy triste, era de
los que no se acercaban a jugar, también se dio cuenta que había empezado a
tirar algunas de sus plumas y de seguir así terminaría dejando de existir en ambos
mundos, por lo cual el árbol se preocupó. Esa noche al terminar los juegos con los
demás alebrijes el árbol se acercó al alebrije ave y le pregunto – si te dejo ir ti y
todos los demás, ¿me recibirán con alegría en el mundo de colores?, ¿seguirán
siendo mis amigos y me visitaran para jugar?. El alebrije ave no podía creer lo que
el árbol le estaba diciendo, pero confiaba que algo bueno pasaría, por lo que le
contesto al árbol – Todos aquí son felices, pero serían más felices si volvieran al
lugar de donde son, aunque no lo creas ellos han aprendido a confiar en ti, por lo
cual eres su amigo; en este mundo de fantasmas te buscan, en el mundo de
colores también lo harán y yo también te visitare-. El árbol de las pesadillas a
pesar de sentirse inseguro de lo que estaba por hacer, espero a que en el mundo
de colores fuera de día y reunión a todos los alebrijes que había capturado antes y
les dijo lo que pretendía hacer, todos los alebrijes hablaban animosamente y
estaban felices, prometieron que no olvidarían al árbol y que lo visitarían en el
bosque junto al rio. Fue entonces que el árbol pidió a todos los alebrijes trepar a
sus ramas y tronco y encendió su fuego azul para devolverlos al mundo de
colores. En un dos por tres apareció el árbol y de él se alzaron muchos alebrijes
de colores brillantes, sí, les había devuelto sus colores y los había traído a su
mundo real, todos los alebrijes bailaban y cantaban alrededor del árbol, algunos
poco a poco se fueron alejando para buscar a sus familias que habían dejado
atrás, otros solo querían disfrutar de ver de nuevo el mundo a todo color. Nuestro
alebrije ave por su parte se alegró mucho de recuperar sus colores y volver al
mundo real, pero no se alejó, al contrario le pidió al árbol que le dejase vivir junto a
él o mejor dicho en el hueco a su costado, para así asegurarse que el árbol nunca
más se sienta solo y vuelva a robar alebrijes. El árbol estuvo encantado por la
decisión del alebrije y así también hubo otros alebrijes que se quedarían a vivir en
sus ramas para no dejarlo solo. Todos comprendieron que nadie debe quedarse
sin tener un amigo.
Así había pasado el tiempo y algunas cosas habían cambiado en el lugar, el árbol
de las pesadillas ahora era un árbol con unas cuantas hojas verdes que habían
crecido en sus ramas gracias a que varios alebrijes habitaban en ellas, todos viven
cerca del árbol y como lo hacían antes, todos los días jugaban con él; todos
cumplieron su promesa de no dejar solo al árbol y este se sintió agradecido
siempre con los alebrijes por ayudarlo a entender que aunque no fuera como los
demás siempre hay quienes te quieren por cómo eres, también entendió que
estuvo mal haber raptado a los alebrijes, solo les tenía que mostrar bondad y
amistad para que ellos hicieran lo mismo. Y así fue como las cosas fueron mejor
que antes en el bosque y los alebrijes y su amigo árbol vivieron felices.
Fin.