Las siglas MASI refieren a material de abuso sexual infantil. La producción, tenencia o divulgación de este tipo de material es un delito tipificado penalmente en la mayoría de los países. Es una situación que debe ser denunciada ante la justicia para que el sistema de protección integral de derechos se ponga en marcha.
Los materiales de abuso sexual infantil pueden provenir de una situación de grooming. El principal objetivo de los abusadores hoy es obtener imágenes de niños, niñas y adolescentes con connotación sexual, sin siquiera encontrarse de manera presencial. Estos materiales se utilizan ya sea para la gratificación personal del groomer, para compartir en redes pedófilas de explotación sexual de infancias y adolescencias o para comercializar.
El ambiente intrafamiliar también puede ser escenario de producción de materiales de abuso sexual infantil, de forma presencial. Según datos de la campaña #EnCasaSinViolencia, en el 77% de los casos de abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes, el agresor es un familiar o alguien de su entorno cercano, y en el 50% sucede dentro de su propio hogar o de un familiar (UNICEF, 2020).
También las imágenes y videos enviadas entre pares menores de edad y difundidas en Internet sin consentimiento pueden ser consideradas MASI.
Estas violencias que amenazan y vulneran la integridad y los derechos de niños, niñas y adolescentes no son nuevas, pero a través de las tecnologías se ven facilitadas y exacerbadas en su alcance y potencial. Los materiales que se suben a Internet son muy difíciles de eliminar y pueden llegar a un número de personas enorme.
Al igual que en muchas violencias, las víctimas de grooming y de distribución de MASI son, en la mayoría de los casos, mujeres. Según datos del NCMEC, a nivel global el 82% de los agresores son hombres y el 9%, mujeres. A su vez, en el caso de aquellos niños que son víctimas de engaños en línea, el 78% de las denuncias involucran a niñas y el 15 % a niños.
“En casos de autoproducción, ya sea voluntaria o forzada, hay un perfil bien establecido que es niñas entre las edades de 7 y 13 años como primer grupo y entre las edades de 13 a 18 años como segundo grupo”, cuenta Pilar Ramírez, directora de Protección de la Niñez y Asuntos Legales del International Centre for Missing & Exploited Children (ICMEC) Pilar Ramírez (ICMEC)
Según el reporte mundial de la Internet Watch Foundation, ONG que también recibe denuncias de estos casos, en 2021, un 59% de las denuncias de MASI recibidas eran sobre imágenes y videos que incluían a niñas de entre 11 y 13 años y estaban tomadas en el espacio de un hogar. Esto representa el 81% de las denuncias que recibieron de materiales de abuso autoproducidos. A nivel nacional, la Línea 137 refiere que de las 309 víctimas registradas en el 2022, el 76% eran mujeres.
Estas violencias dejan daños profundos y perdurables en las víctimas que las sufren. La difusión de materiales de abuso agrava incluso la vulneración porque perpetúa la revictimización de niñas y niños cada vez que se vuelven a ver las imágenes de su abuso.
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