La Alfabetización Mediática Informacional involucra un conjunto de competencias necesarias para acceder, analizar, interpretar, comprender, evaluar, utilizar, crear y difundir información y contenido multimedia en todos los formatos, utilizando diversas herramientas, de forma crítica, ética y creativa (UNESCO, 2011). Para esto unifica la enseñanza de tres disciplinas:

• La educación mediática, tradicionalmente se ocupa de la libertad de expresión, del acceso a la información, y de las maneras en que la ciudadanía puede hacer una lectura crítica de los medios de comunicación. 
• La alfabetización informacional, que enfatiza la importancia del acceso a la información y la evaluación de las fuentes. Este campo estuvo originalmente vinculado a las bibliotecas y luego se desarrolló en relación con la información que también se encuentra en internet. 
• La educación digital, que en sus inicios hizo más énfasis en habilidades técnicas pero que, dado el ecosistema actual de medios y de información, el rol de las plataformas digitales y redes sociales, es indispensable pensar de forma transversal a los otros dos campos. 

 Hoy niños, niñas y adolescentes se ven expuestos a grandes masas de información cuando usan medios digitales. El desarrollo de la inteligencia artificial, a su vez, complejiza aún más la comprensión de estos datos. Es en este contexto que se vuelve fundamental promover el desarrollo de habilidades para discernir y clasificar la información que reciben y gestionar sus riesgos. 

La autora Tessa Jolls establece cinco conceptos que son centrales para desarrollar esta visión crítica. 

1. La primera idea es la de público o audiencia.  La historia individual y el contexto social y cultural de cada persona entran en juego en la comprensión de un mensaje. Y cada persona comprende los mensajes de manera diferente. En ese sentido es importante analizar al público al que están destinados los mensajes porque en gran parte, son las audiencias los que los constituyen. 
2. El segundo concepto explora cómo se construye la idea de autoría. Es preciso desarrollar competencias para comprender a quién estamos escuchando o leyendo y a quién le vamos a dar la información. 
3. Un tercer concepto está vinculado con las técnicas y el formato. El uso de ciertos colores, estrategias de redacción y/o calidades audiovisuales tienen implicancias emocionales e influyen en la interpretación de los mensajes.
4. El cuarto concepto está asociado a la identificación de sesgos. Los mensajes se encuadran dentro de discursos y cosmovisiones que condicionan nuestra forma de interpretar y producir contenidos. Es importante detectar cuáles son nuestros sesgos, para saber cómo nos estamos comunicando.
5. El último concepto es el propósito: ¿cuál es la motivación del mensaje?, ¿quién está detrás?, ¿quién se beneficia económica o políticamente? Dentro del ámbito público hay muchas ideas que están compitiendo para ser aceptadas. La propuesta es ir más allá de ellas, para ver cuál es el propósito del mensaje y entender cuáles son los modelos de negocios detrás, cuál es la misión de las organizaciones o Estados que emiten esos mensajes.

A la hora de pensar en estas ideas, resulta importante tener en cuenta que tanto personas adultas como niños, niñas y adolescentes son “prosumidores”, es decir,  que producen y consumen contenidos en medios digitales, muchas veces, de forma simultánea.

Promover la comunicación y expresión de niños, niñas y adolescentes en entornos digitales es una forma de que puedan conocer el funcionamiento de los nuevos medios, sus formatos y estrategias. Ese conocimiento los ayuda a ser prosumidores más críticos y responsables. 

Fuentes: 

Tessa Jolls (2022). “Cinco conceptos centrales del alfabetismo mediático”. En: UNESCO (2022) Navegando en la infodemia con AMI. 

Milena Rosensvit (2023). “¿Qué es la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI)?”.

UNESCO (2011). Alfabetización Mediática e Informacional. Curriculum para profesores. 

Unesco (2021). Media and information literate citizens: think critically, click wisely!.