Cada vez más chicos juegan en casinos online y sitios de apuestas ilegales, incluso cuando están en clase; preocupación de escuelas y expertos; cuándo puede convertirse en adicción.
Juan Oliva, profesor de historia en un colegio técnico de la zona norte de la provincia de Buenos Aires, caminaba por el aula para ver cómo estaban haciendo el trabajo práctico sus alumnos. En esta oportunidad podían usar el celular, porque el libro estaba en la plataforma Classroom. De lejos, vio que un alumno hacía movimientos raros con los dedos sobre la pantalla de su teléfono y se acercó. “Le pregunté qué estaba haciendo. Y, luego de disculparse, me confesó que estaba apostando en un casino online. Tiraba de una palanca virtual que emulaba la de un tragamonedas. Traté de hacerlo recapacitar, pero hasta su compañero intentó justificarlo diciendo que estaba ganando mucho dinero”, cuenta aún asombrado el docente.
Esta situación que vivió Oliva no es un hecho aislado: cada vez más docentes narran historias similares que suceden en colegios públicos y privados de todo el país. “Empezamos a ver más casos a comienzos de 2023. Venían familias preocupadas porque observaban que, en las reuniones sociales de sus hijos, los chicos realizaban apuestas online o charlaban sobre el tema. En nuestro colegio empezamos a notar que algunos alumnos, en lugar de realizar las tareas con sus dispositivos, los usaban para apostar”, agrega Tatiana Nesis, psicóloga y coordinadora del equipo de orientación del colegio Northfield, ubicado en el partido bonaerense de Escobar.
“Me preocupa este tema como docente y como madre de un adolescente de 17 años. Muchos alumnos me contaron que apostaron y perdieron cerca de $20.000, y por eso dejaron de jugar. Me alarma la falta de información y el exceso de confianza en las redes. En algunos casos, veo que entre los alumnos se prestan dinero para seguir apostando. Otra cosa que observé es que este tema afecta más a los varones que a las mujeres”, afirma Guillermina Martín, docente de seguridad informática de la Escuela Técnica de Salliqueló, provincia de Buenos Aires.
Los chicos ingresan a las aplicaciones de apuestas incluso siendo menores de edad. Es que los filtros de edad son escasos y fáciles de falsear para ellos. “Las plataformas de apuestas suelen ofrecer inicialmente monedas virtuales gratuitas, pero rápidamente se convierte en una exigencia de dinero real que suele ser facilitado por las familias a través de billeteras virtuales”, explica Marcela Czarny, directora de la ONG Chicos.net. No muchos padres saben que el dinero que les piden sus hijos será utilizado para apostar.
Nesis continúa detallando la dinámica. “Nuestros alumnos nos contaron que los propios portales de apuestas les brindan un WhatsApp en el que solo se les pide un nombre y su cuenta de Mercado Pago, sin chequear la edad ni identidad. Los juegos que más suelen elegir son los relacionados a los que se jugarían en un casino: póker, ruleta y blackjack. Pero también hay sitios que permiten realizar apuestas deportivas, sobre todo de fútbol”, revela.
En una encuesta realizada por Chicos.net, docentes de todo el país respondieron que sus alumnos están cooptados por las apuestas online. “No es cuestión de nivel socioeconómico. En una escuela ABC1 de la zona norte todos los chicos de secundaria dijeron que conocían alguien que apostaba en los juegos online. Mientras que docentes de escuelas de barrios muy carenciados nos contaron que también había chicos apostando en el colegio y, cuando llamaron a las familias para comentarles esta problemática, una madre les dijo que ella estaba contenta porque su hijo estaba ganando dinero”, revela Czarny.
Darío Álvarez Klar, fundador de la red educativa Itínere y especialista en gestión de la innovación educativa, también observa el crecimiento de apuestas online entre los adolescentes. “Vemos que creció muchísimo como un hábito de entretenimiento y de consumo entre los jóvenes”, reconoce. Itínere tiene nueve colegios en la Argentina y Uruguay, a los que asisten más de 5500 estudiantes.
¿Cómo detectar el problema? Para detectar si los chicos participan en los juegos de apuestas, Álvarez Klar destaca que una de las principales alertas es que consumen dinero de manera poco clara o piden mucho dinero. “Los casos extremos son cuando ya no pueden manejarlo y se convierten en un ludópata. Cuando llegan a ese punto, venden sus pertenencias para conseguir plata para seguir apostando. Por eso es importante conversar, observar y controlar el uso del dinero. Hay chicos que piden poco dinero a muchas personas, por eso hay que estar atentos”, recomienda.
Desde Chicos.net aconsejan prestar atención a ciertos signos, que pueden dar cuenta de un uso excesivo de aplicaciones de apuestas. “Piden más dinero y suelen mentir acerca del uso que le van a dar. Cuando el uso empieza a ser excesivo, pueden manifestar sentimientos de irritabilidad y ansiedad excesiva si se les solicita que interrumpan su actividad con medios digitales. Otros indicios son la falta de interés en la escuela o eventos sociales. También pueden tener sentimientos de vergüenza, depresión y baja autoestima, disminución del rendimiento escolar y trastornos del sueño”, enumera Czarny.
Los especialistas explican que hasta el momento las apuestas se hacían en un casino o cuando se jugaba al truco por dinero. “Hoy, la complejidad reside en que los adolescentes tienen la posibilidad de acceder a poner dinero y a recibir o perderlo de manera totalmente remota y sin ningún tipo de control por parte de los adultos”, sostiene Nesis.
La directora de Chicos.net coincide y agrega que la ludopatía por juegos de azar es algo conocido en nuestra sociedad, pero el problema de la práctica de los chicos es que ellos todavía no desarrollaron las herramientas necesarias para poder parar, para no “dejarse seducir por algoritmos”. “Una docente nos comentaba que la mayoría de los que caen son varones, porque juntan dos de sus pasiones: las competencias y el fútbol. Otro punto es que, aunque se trata de una práctica prohibida para menores, los sitios ilegales cuentan con controles laxos y solo basta con que mientan con su edad al crear el perfil. Por otro lado, son prácticas muy adictivas”, agrega.
Como señala Czarny, existen dos tipos de sitios de juegos: los legales, de los que solo pueden participar adultos y se corroboran sus datos; y los ilegales, que no constatan la información suministrada por los jugadores. “En muchos casos los contactan directamente por WhatsApp y los chicos les pasan dinero por Mercado Pago; allí mismo reciben dinero si ganan, pasando su alias”, indica la psicóloga del colegio Northfield.
El artículo 301 bis del Código Penal tipifica el delito de juego ilegal y establece: “Será reprimido con prisión de tres a seis años el que explotare, administrare, operare o de cualquier modo organizare, por sí o a través de terceros, cualquier modalidad o sistema de captación de juegos de azar sin contar con la autorización pertinente emanada de la autoridad jurisdiccional competente”.
Mario Trucco, director ejecutivo de la Asociación de Loterías, Quinielas y Casinos estatales de la Argentina (ALEA), expresa que para que se otorgue una licencia para operar en este ámbito las compañías deben cumplir ciertos requerimientos y estándares de seguridad entre los que se encuentran la verificación de la identidad, el domicilio y la edad del apostador, prohibiendo la posibilidad del acceso a menores de edad. “Esto se valida con el Renaper [Registro Nacional de las Personas]. Además, estas empresas tienen herramientas para detectar el comportamiento anormal en la manera de apostar a fin de intentar evitar conductas relacionadas con la adicción al juego”, dice.
Al analizar esta problemática, Trucco señala que muchas personas aún no saben diferenciar un sitio de juegos y apuestas legal de uno ilegal. “También observamos la falta de conocimiento de influencers que hacen publicidad en redes de sitios ilegales o de los denominados ‘cajeros’ que ofrecen el acceso y toman apuestas de menores de edad”, añade.
Para prevenir estas situaciones, ALEA firmó acuerdos de cooperación con diversos sectores que se ven involucrados involuntariamente en esta operatoria, como Mercado Libre/Mercado Pago, Meta, NIC, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) y la Cámara Argentina de Salas de Casinos, Bingos y Anexos (Cascba).
Es importante tener en cuenta que los sitios legales de apuestas, regulados y controlados, operan con la extensión BET.AR. Si su dominio de internet no finaliza con esa extensión, significa que no está autorizado para operar en el país y, por lo tanto, no cuenta con los controles mencionados. “Normalmente los sitios ilegales son ‘.com’ y tienen sede en países denominados paraísos fiscales. La única instancia para evitar su penetración en el país es la denuncia penal y la resolución judicial que insta a los operadores de servicios de internet a bloquear el acceso a estos sitios”, concluye Trucco.
Para prevenir esta peligrosa práctica, desde Chicos.net aconsejan:
Por su parte, Álvarez Klar recomienda que cuando un adulto, en el colegio o en la casa, detecta que un chico tiene un problema o sospecha que puede tenerlo, debe armar una red de contención. “Debe dirigirse a profesionales especializados en este tipo de temas. Es fundamental hablar con un especialista para orientar, primero, al adulto”, sugiere.
Cuando los adolescentes caen en este vicio, se encienden las alarmas por la etapa de vulnerabilidad en la que se encuentran los chicos a esa edad. “Es una etapa donde los cambios físicos y de personalidad pueden generar fluctuaciones en la autoestima, y las aplicaciones de apuestas juegan con la exploración de nuevos límites y capacidades, ofreciendo una sensación de pertenencia grupal que atrae a los jóvenes. Por eso es importante que presionemos, como sociedad, para que se regulen este tipo de juegos de apuestas online y para que se prohíban las publicidades en lugares públicos. Si los boliches están prohibidos para menores y se multan a los locales si encuentran a menores adentro, ¿por qué no hacer lo mismo en este tipo de juegos?”, finaliza Czarny.