Chicas empoderadas, nuevos paradigmas que prescriben lo que se espera de un varón o una mujer, mutación de la “familia tipo” a múltiples modos de vivirla y constituirla, son escenas cotidianas de la “Revolución de género” que estamos viviendo.
Lo masculino y lo femenino se definen, de acá en más, como construcciones sociales que tenemos interiorizadas profunda e inconscientemente; las relaciones de poder y las desigualdades, las múltiples posibilidades identitarias.
En paralelo a este cimbronazo social, nos vemos atravesadxs por la “otra” revolución: la que generó el avance de los dispositivos tecnológicos ubicuos y de gran potencia, las redes sociales, la “nube” digital, el desarrollo tecnológico al servicio de la comunicación y la expresión, la big data. Como en la otra revolución, la “tecnológica” nos obliga también a resignificar nuestras conductas mediadas por las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).
Cada una de estas revoluciones tiene su cronología y su historia en Chicos.net, cuya misión original fue y es promover el cumplimiento de todos los derechos de los niños, niñas y adolescentes en entornos digitales.
La mutación acerca de cómo pensar la interacción entre las TIC y la niñez es elocuente: Los programas comenzaron tímidamente en los primeros años del milenio bajo el lema “Internet Segura” (online safety), donde había que cuidar a los chicos y chicas – sujetos pasivos – de los peligros que acechaban en el ciberespacio. Pronto entendimos que los riesgos debían estar enmarcados en la reflexión sobre un uso responsable de las TIC: hay peligros, sí, pero quien es un usuario activo, también es responsable de lo que hace y deja de hacer. Ahora bien, ¿qué responsabilidad tienen el Estado, las escuelas, las familias y las empresas en relación al bienestar de los niños y niñas cuando habitan los mundos digitales? En respuesta a estas preguntas es que migramos al concepto de Ciudadanía Digital, pensando en que debíamos involucrar a adultos e instituciones en relación a los derechos y las responsabilidades de lo que hacen o dejan de hacer los chicos y chicas con las TIC.
Hace pocos años evolucionamos un peldaño más, la Alfabetización Digital. La Ciudadanía Digital nos quedó acotada, porque no habla sobre la necesidad de que niños, niñas y adolescentes, además de entender sus derechos, sepan utilizar y apropiarse de los dispositivos, las plataformas, los entornos digitales. Es decir: si una niña aprende a usar bien un software, seguramente también va a poder estar alerta ante un riesgo en esos entornos, entre muchas otras puertas que se abren con este nuevo conocimiento.
Con relación a la Revolución de Género también tuvimos un proceso interesante y reflejo de los cambios sociales.
Por ejemplo, hasta hace poco tiempo, uno de los consejos que más difundíamos en relación al “sexting” (la publicación de fotos sensuales o eróticas que luego son viralizadas sin el consentimiento de quien las publicó) era “no publiques fotos de las que luego, te arrepentirás”. Este mensaje estaba específicamente destinado a las jóvenes mujeres cuyas vidas se convertirían en un calvario luego de que varones (novios, ex novios, compañeros) viralizaran sus imágenes. Por eso, el lema más utilizado para estas campañas, fue, por muchos años “Sexting: no lo produzcas”.
La revolución feminista tiene, como una de sus principales luchas, repensar todas nuestras acciones, formas de vincularnos y de ser, formas de enfocar problemas que no necesariamente tienen al género en su centro. Por eso estamos en este momento comprometidxs a revisar todos aquellos contenidos que produjimos en el pasado. Es desde este lugar que modificamos el foco para tratar el sexting, pero también todas las demás problemáticas y desafíos que nos incumbe: Debemos seguir promoviendo una reflexión acerca de qué hacer público, qué privado y qué guardar en la intimidad, pero el énfasis ya no está en la chica que se toma o publica fotos eróticas; está en modificar la cultura machista de los varones que viralizan dichas imágenes sin consentimiento.
Una revolución se sobreimprime con la otra: El anonimato genera un impulso a decir lo que no se diría cara a cara; las redes que viralizan y no hay vuelta atrás; el derecho a publicar lo que se quiera y los “escraches” digitales son algunos procesos que vive la sociedad entera, pero con mucha más intensidad los y las jóvenes, que son quienes se saben protagonistas de estas dos revoluciones.
¿Qué rol nos cabe, entonces a los y las adultxs, responsables de acompañar la crianza y educación de las nuevas generaciones?
¿Cómo pensamos la “arena” en donde se dirimen las dos revoluciones?
Nos queda la tarea eterna de transmitir los valores más arraigados de honestidad, respeto por el otro, solidaridad e integridad. Esto implica ser adultxs que contienen, que discuten, que, sin saber con precisión utilizar los dispositivos, entienden de procesos, de riesgos, de trampas…tienen experiencia de vida.
Nos queda adaptar el rol de siempre de interpelar y ayudar al proceso de crecimiento, esta vez enmarcadxs en estas dos revoluciones que están transformando la humanidad.