Crecí en el conurbano bonaerense, un lugar de profunda pertenencia para mí. Desde muy chiquita mi mamá me llevó con ella a las marchas. Cuando el Gobierno de Macri impulsó el 2x1 para los genocidas de la dictadura yo tenía alrededor de 10 años, ese año luego de varias movilizaciones le dije: “¡Que cansador es defender la democracia!”, y decidí quedarme en casa.
Al poco tiempo comprendí la importancia de que la juventud esté presente alzando su voz frente a las injusticias y participando en espacios de incidencia. Volví a marchar y a organizarme junto a otres adolescentes dentro la escuela y en organizaciones de afuera.
Soy activista menstrual, y las causas que más me movilizan son la inequidad de género y la crisis climática.
En relación a las redes sociales, considero que es fundamental utilizarlas para multiplicar el mensaje de los activismos.