En el limbo entre los 16 y los 17 años, transito Santo Tomé y Santa Fe con poesía y autoexigencia. Y me define la estructura de la cual escapo y me refugio a la vez.
Me considero ciudadana activa, en lo tangible, y en redes también. Likeo, comento, comparto y genero contenido todo el tiempo. Comparto lo que soy (y no soy) en @de.orugas.a.mariposas.
El resto fue historia trazada por mis pies recorriendo el mundo con un objetivo claro: la transmisión del legado de Ana Frank, la niña judía que escribió un diario durante la Segunda Guerra Mundial.
En mi realidad tomo el legado de Ana para involucrarme en tres ejes centrales: educación entre pares, pedagogía de la esperanza, y no violencia en redes sociales y colegios.
Me apasiona aprender y enseñar, compartir con otros, y tomar mate amargo. Pero sobre todo, me preocupa la realidad de los jóvenes, y lucho por esas causas que molestan; porque donde hay molestia o falsa comodidad, se requiere cambio.