Tostado. Escuela primaria. Niños de 10 años aprox. El profesor pregunta para qué servían los molinos del campo. Con emoción y ambición levanté la mano asegurando que conocía la respuesta.
“Es el ventilador de las vacas, cuando hace calor les da vientito fresco”. Las risas invadieron el aula. La inocencia se hizo notar.
Paulatinamente, durante mis 16 años, aprendí que no todo es lo que se ve. Que hay cosas que son fundamentales, como la educación: base de toda formación del conocimiento y transformación sociocultural. Y que se necesita de una sociedad participativa que se haga escuchar y escuche a los demás.
Hace unos meses me vi a las 20 p.m. cruzando la ciudad, en moto y disfrazada de cocodrilo, yendo a cenar para festejar Halloween. Como agarro el celu solo para scrollear en las redes y a veces hablar con amigos, no vi que el plan de ir disfrazados se bajó. Nuevamente las risas invadieron, pero esta vez en la casa de mi amigo. La falta de uso tecnológico (al menos de ese día) se hizo notar.